¿Quién hizo mi ropa?: no nos olvidemos de Rana Plaza
La tragedia del edificio Rana Plaza, puso de manifiesto las precarias condiciones de trabajo en los países en desarrollo como Bangladesh, donde se fabrican las prendas de muchas de las multinacionales occidentales. Las “sweatshops”, talleres donde se realizan trabajos fuera de las convenciones internacionales, o sea, talleres de explotación laboral o de “trabajo esclavo” se han vuelto más comunes en la cadena de producción de nuestras prendas.
Según la Wikipedia, el modelo conocido como “sweatshop” es frecuente y abundante en países en vías de desarrollo o del tercer mundo, y especialmente en Asia, donde el trabajador recibe sueldos muy bajos (el equivalente a 3 euros al día, unos pocos céntimos la hora), manufacturando ropa, juguetes, calzado y otros bienes de consumo.
Somos conscientes desde hace décadas que la producción textil ha sido trasladada casi por completo a Asia, donde las condiciones laborales son casi inexistentes e incluso el Parlamento Europeo tacha de esclavitud laboral la situación actual. Trabajadoras acostumbradas a realizar 14/16h diarias, sin ningún día de descanso semanal, en condiciones mentales agotadoras y con muchísimos problemas a la hora de recibir su salario.
Este modelo fomenta la deslocalización de la producción ya que las grandes empresas, de manera habitual, subcontratan a otras empresas que ofrecen el menor costo posible, tercerizando la producción, perdiendo así el rastro y control de quienes realizan las prendas y en qué condiciones se han fabricado.
Rana Plaza
Hace 8 años, el edificio Rana Plaza de Bangladesh se derrumbó cobrándose la vida de más de 1.000 personas y dejando heridas a otras 2.500. La mayoría de las víctimas eran mujeres jóvenes que trabajaban fabricando ropa para algunas de las mayores marcas de moda del mundo.
Foto de rijans vía flickr
Días antes de la tragedia, aparecieron grietas en las paredes del edificio y los trabajadores expresaron su temor. La dirección dijo a los trabajadores que volvieran al trabajo, incluso cuando las tiendas y bancos de la planta baja del mismo complejo habían cerrado. No fueron sólo los directivos, sino los plazos de entrega de pedidos y las cuotas de producción de las poderosas empresas los que hicieron que estos trabajadores tuvieran que volver al interior. Fue la insaciable industria de la moda la que obligó a estos trabajadores de la confección a seguir trabajando. Y fue la falta de representación sindical la que dejó a estos trabajadores impotentes para desafiar las órdenes.
Había 29 marcas identificadas entre los escombros. Algunas de ellas tardarían años en pagar las indemnizaciones. Para algunas familias, aportar pruebas de ADN para reclamar esa indemnización nunca será posible. A día de hoy, muchos de los supervivientes están desempleados y sufren graves traumas.
La trazabilidad en la cadena de la moda
La tragedia de Rana Plaza despertó el tema de la explotación de los trabajadores de la industria textil y también nos ha hecho pensar sobre la trazabilidad y lo importante que es conocer la historia, el Cuándo, Cómo y Dónde de cualquier producto en cualquier punto de la cadena de producto.
La trazabilidad es el conocimiento completo del conjunto de procesos de la producción de una prenda, incluidas las ubicaciones, los viajes y las personas que han trabajado para que ese producto llegue a nuestras manos.
Las grandes marcas producen una gran variedad de modelos a gran escala, así que cada pequeña parte proviene de una fábrica diferente, dificultando el control sobre la cadena de producción.
Si no sabemos de dónde vienen nuestros productos no podemos mejorar el modo en que han sido producidas. Este es uno de los rectos para garantizar una moda más sostenible y justa.
Entonces, ¿qué puedo hacer?
En este reto os proponemos conocer un poco más sobre vuestra prenda favorita, ¿cuánto creeis que cobraríais vosotras por diseñar, coser o teñir vuestra prenda?, ¿cuánto creeis que cobran realmente cada una de las trabajadoras que hay detrás de ella?, ¿qué opinais al respecto?
#QuienHizoMiRopa
En esta pregunta reside un gran problema, cada parte de tu prenda proviene de una fábrica diferente. Las grandes marcas tienen un gran número de proveedores para cada detalle, haciendo de cada prenda el trabajo de una cadena larguísima de personas. Fashion Revolution existe para garantizar que nunca más se produzca una tragedia de la magnitud de Rana Plaza, y no pararemos hasta que todas las prendas se fabriquen en condiciones en las que los trabajadores estén seguros, reciban un trato justo y estén libres de violencia de género o acoso.
Tú también puedes unirte a nuestra campaña en redes sociales compartiendo un selfie enseñando la etiqueta de tu prenda de ropa con el cartel ¿Quién hizo mi ropa?, compartirla en las redes sociales con los hashtags #QuienHizoMiRopa, y etiquetándonos: @fash_revspain.
Llegó el momento de empoderarnos a nosotros mismos. Empecemos a buscar alternativas que además de saciar nuestra necesidad de creatividad, no tengan repercusiones negativas en el entorno, ni apoyen a empresas que fomenten un mundo en el que miles de personas carecen de posibilidad para expresarse como individuos libres y únicos, ni poder aspirar a nada más que ser trabajadores en una ecuación heredada por nacimiento.