La fibra del amor
Textos: David Gavidia
En la comunidad de Huaylluta, en la provincia de Canas Cusco los hombres bordan polleras para cortejar a sus novias o como muestra de cariño para sus familiares. Pero también -junto con una diseñadora cusqueña- buscan revalorar esta tradicional prenda de la moda.
De la mano, como dos adolescentes enamorados, se encuentran los esposos Genaro Quispe Ayma (41) y Yoni Castro Diaz (36). Se miran a los ojos y se parecen a esos novios que quieren gritar su amor, pero el recato o el pudor los contiene. Entonces solo entrelazan sus dedos e intercambian miradas, con un coqueteo involuntario. Se casaron hace dos años pero se conocen de toda la vida: nacieron en la comunidad de Huaylluta, en la provincia de Canas, a tres horas de la ciudad de Cusco. Pero para llegar a este momento en sus vidas, Genaro tuvo que padecer. Le decía a Yoni palabras bonitas… y nada. La invitaba a bailar en los carnavales, pero venía el rechazo.
Le arrancaba sonrisas y ella comenzaba a ceder. Cuando Genaro entendió que Ie faltaba un paso mas firme para conquistarla. Le hizo lo que mejor sabe: durante una semana Ie bordo una pollera con flores fucsias y rojas. “Con esto la enamoro”, se dijo sosteniendo la prenda. Entonces, decidido, busco a Yoni y Ie obsequió la falda colorida como una muestra de su carino. Ella la miró y la acepto. Era la respuesta que Genaro esperaba. Su amor -como las hierbas más ariscas— habia florecido a 4200 metros de altura.
Genaro y Yoni viven ahora en una casa de adobe en Huaylluta.
3 a 5 días tardan en bordar un paño para una falda
En esta comunidad de 35 familias, 15 hombres se dedican a bordar. Esta mañana se han reunido en el taller de Genaro para hablar de sus experiencias en el arte de tejer a mano o a máquina. Doroteo Castro (60) borda desde hace 40 años y es padre de Yoni. Hace camisas, casacas, faldas. Oscar Lino (30) trabaja sobre tela desde los 10 años y tamb!én conquistó a su pareja haciéndoIe una pollera con hilos dorados y plateados. “Bordamos para enamorar, pero también hemos visto que podemos vender lo que hacemos”, dice Oscar, quien entiende que es más rentable mantener su tradición textil que seguir trabajando en el campo, donde por un saco de papas reciben 5 soles. Empleo sacrificado y poco rentable, una pésima ecuación que pronto los bordadoes enamorados canjearon por algo mejor.
En esta aldea -ubicada entre montes verdes y una laguna donde toman agua los animales- se hizo conocida porque cerca de allí en la vecina comunidad de Surimana, nació y creció José Gabriel Condorcanqui. Tupac Amaru II. Por eso, sus habitantes aseguran ser herederos de sangre revolucionaria, pero al mismo tiempo mantienen la tradición del pueblo: son los hombres quienes bordan con lana de oveja las prendas para las mujeres que aman, sean esposas, novias, hijas o madres. Son aguerridos, dicen pero también enamorados.
“Yo conquisté a Yoni con mi arte, y es que cuando bordamos to hacemos con amor y voluntad para que nos salga bonito. Si estamos tristes, no resulta”, dice Genaro, dedicado a este oficio desde los 18 años gracias a las enseñanzas de su padre. A su dado, Yoni, muy tímida, recuerda los tiempos de flirteo. “Genaro tejía, cocía. Siempre bordaba y a mi me gustaba como to hacía, por eso me enamoré de él”, dice brevemente. “¿Y te sigue bordando?”, Ie preguntamos. “Hace unos días me hizo una pollera con flores rojas y naranjas, con aves y tigres… Es bonito que te regalen“, sonríe.
Haciendo empresa
La madrina de bodas de Genaro y Yoni fue la diseñadora cusqueña Griela Pérez. La escogieron porque Yoni creció en su casa y se quieren como hermanas. Por eso, en agradecimiento, Genaro le bordó una minipollera a la hija de ella, una pequeña de 4 años llamada Agustina.
Griela amante de los trajes andinos, trata de vestir a Agustina con las bellas polleras multicolres. Lo que le da un carácter auténtico y una personalidad única. Griela y Agustina vienen difundiendo el arte de sus amigos bordadores creando moda consciente y sostenible infantil. Crearon un modelo de negocio donde todos debían ganar. Era el año 2014 y nacía Las Polleras de Agus en la ciudad de Huánuco con un objetivo: revalorar esta prenda femenina de los Andes, con el trabajo de gente apasionada por el hilo y la madeja.
“¿Para ti qué es una pollera?”, le preguntamos a Griela, quien ahora es directora ejecutiva de la empresa. “ Es un reencuentro con lo tuyo”, responde. “ Ponerle una pollera a tu hija es sinónimo de orgullo, de identidad, de amor. Yo también las uso, porque admiro los bordados, contienen mucho amor. Así me nació el compromiso con ellos, había que rescatar este traje tradicional”, agrega.
Un Mercado por conquistar
Hoy Las Polleras de Agus agrupa a bordadores de distintas provincias del Perú. Sus trajes –no solo faldas, sino casacas, camisas y hasta bolsos o cojines- se han esportado a Italia, Australia, Estados Unidos, España, Africa, Etc. Aunque la empresa recién esta en crecimiento, los bordadores del amor sienten que cumplen un objetivo de hacer famosas las polleras peruanas. En noviembre del 2016, durante el Foro de Cooperación Económica Asia – Pacífico (APEC), desarrollado en Lima, el presidente Pedro Pablo Kuczynski le regaló al creador de Facebook, Mark Zuckerberg, una caja de madera con unos obsequios especiales entre ellos una Pollera de Agus”
“Es un orgullo ver cómo esta prenda que se hizo en Huaylluta hoy está en la casa de un personaje importante”, dice Griela.
“Soy feliz de pensar que un tejido mío ha llegado tan lejos…”
Interviene Genaro, quién bordó la falda y ha escuchado que sus trabajos –en un futuro- podrían arribar a las principals capitales de la moda.
Mientras contruyen ese sueño, los hombres de esta comunidad, con espíritu épico, siguen bordando para las personas que aman. Así como Genaro lo hizo con Yoni, pero esta vez para revalorar sus polleras, su tradición y su cultura.
“Hay que trabajar con amor”, dice, y no se cansan de repetirlo.
El equipo
En el mundo andino todo está basado en la bidireccionalidad, en la solidaridad recíproca. Debemos DAR, darnos a nosotros mismos, a nuestros hermanos, al universe y a nuestra madre naturaleza, DAR porque todo retonra y retorna con creces. Este proyecto no busca solo “ganar”, todos ellas DAN y saben DAR
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