Nuestras Máscaras de Moda

By Fashion Revolution

4 years ago

Texto: Victoria Zaccari

Imágenes: ART 7 por  Olga Khaletskaya


Generalmente, cuando criticamos a un sistema solemos ubicarnos en un rol omnisciente, ajenes a cada hecho o forma de funcionar. En lo personal, elijo involucrarme con todo lo que hago, y la crítica no es la excepción.

Somos parte del sistema. Aunque tengamos las mejores intenciones y abramos nuestra consciencia para ser más empátiques, nuestro rol y nuestra posición dentro de la configuración del sistema vienen determinados (tienen un piso y un techo) por nuestro contexto. A esto se lo conoce como la relación entre privilegios y marginalidad.

¿Cuántas veces reflexionamos sobre todo lo que “nos hace mal”? ¿Y cuántas veces nos invade la impotencia? En esos momentos… ¿Qué decisiones tomamos? ¿Nos enfocamos en cambiar los mecanismos que repetimos una y otra vez? ¿O simplemente nos acomodamos en la inercia e intentamos repetir frases y consignas políticamente correctas?

Sí, es cierto: estamos hartes. Pero también nos gustaría alcanzar o mantener nuestra comodidad. Soñamos con romper el techo impuesto por el esquema social y queremos ayudar a quienes no pueden…  Sin embargo, la pregunta es: ¿Bajo qué códigos? 

Necesitamos comprender que no compartimos códigos (socioculturales, de valores, de lenguaje) con todes, y que los valores, reglas y vínculos están dados por la historia y por las posibilidades. Es ahora el momento de romper y eliminar el binarismo y la comparación, para intentar ubicarnos del lado equivocado. Pensar desde el binarismo nos lleva a competir y compararnos para quedar siempre del lado “bueno”; a repetir patrones que han violentado nuestras identidades. En otras palabras, a forjar una sociedad elitista y excluyente.

Debemos permitirnos dudar de lo que hacemos, no por falta de convicciones sino para corroborar que realmente estamos siendo comprensives y dando lo mejor que podemos en cada momento y en cada espacio.

El sistema de moda surgió en un mundo industrial, católico y occidental. Por lo tanto, sus valores se corresponden con estos paradigmas. Al ser adaptable y mutable como nuestra sociedad, se ha convertido en individualista: nos vestimos para nosotres, para reafirmar nuestro ego, nuestra máscara, para quedar bien en las pantallas. Así, nos habilita a crear personajes, a querer copiar, a producir máscaras en serie. ¿Y qué máscara se nos quedó pegada? Sexy, rebelde, creativx, icónicx, casual, hippie, desprolijx, etc… Opciones ilusorias.

En este momento nos urge mirar más nítido y estar alertas para no reproducir lo que no funciona. Quizás nos demos cuenta de que eso que creíamos cierto no lo es tanto; o lo fue, pero ya no.

A partir de estas observaciones, me pregunto: ¿Cómo podríamos mirar el mundo de otra forma, si sólo conocemos y reafirmamos la nuestra? ¿Cómo salimos hacia lo desconocido? Y voy aún más profundo: ¿Cómo hacemos para crear nuevas formas sin reproducir vicios de lo anterior? No creo que en el presente haya respuestas, porque como sociedad hemos repetido una y otra vez los más comunes errores. Pero sí podemos tomar el riesgo, con la única certeza de que si seguimos por donde vamos, terminaremos de devastar lo que nos queda.

 


Autora: Victoria Zaccari